El Hermano Obadías y la Lección de la Tuerquita
Nuestro amigo comenzó a enojarse. ¿Qué estaba sucediendo, al final de cuentas? Impaciente, intentó nuevamente, una y otra vez. Y la tuerca, en todos los intentos caía en el piso. Obadías estaba sudando. Su camisa estaba toda mojada. ¡Él ya estaba agotado! Se sentó para retomar el aliento y, pensativo, resolvió que debería pedir ayuda a Dios. “Señor, ayúdame a colocar esta tuerca en el tornillo. En el nombre de Jesús, amén”. Esa fue su oración. Al terminarla, se levantó, tomó la tuerquita en las manos, la llevó a la punta del tornillo y ¡la enroscó hasta el final!
Fue en ese día que el hermano Obadías percibió cuán verdadera es la lección que dice que sin la ayuda del Señor nada podemos. Él aprendió en la práctica que incluso las cosas más simples de la vida, incluso los trabajos más simples hechos casi instintivamente por nosotros, sin la ayuda de Dios, son imposibles de realizarse.
¡Qué duro golpe eso da en nuestro orgullo! Y también ¡qué grande estímulo para nuestra dependencia y gratitud! Si aprendemos la lección de la tuerquita, ciertamente creceremos en humildad, dependencia y alabanza.
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria